Casados hace 19 años este año, con mi esposa vivimos discutiendo por tonterias, soportándonos mutuamente, y amándonos entrañablemente.
Padres "modernos" criados a la antigua, nuestros hijos lo son todo para nosotros. Cualquier esfuerzo es poco, cualquier sacrificio es válido si es por su bien.
El ultimo domingo de junio de 2008 por la madrugada terminó una de las noches más felices de los ultimos tiempos. El festejo por los 15 años de mi hija había terminado, y mi pecho rebalsaba de orgullo por ella.
Estaba hermosa, madura, amable. Se brindo con simpatía a todos los invitados, aún a los que casi no conocía, y le brindó a su abuelo (y a ella misma) el que creo sera uno de los recuerdos más hermosos para ambos al bailar con él un tango (ellos solos, al centro de la pista), con una dedicación y un amor que hicieron a todos olvidar cualquier detalle que pudiera haberle fallado. Si tuviera que usar un solo adjetivo para definirla ese día sólo dudaría en elegir entre "feliz" y "perfecta"...